Los encierros, seis toros por 848 metros y cuatro calles, han hecho de Pamplona un punto legendario en el mapamundi. Sin embargo, el protagonismo de los toros es escaso: sólo ocupan unos minutos del total de 204 horas de fiesta sin descanso que colapsa la ciudad del 6 al 14 de julio.
El alboroto, la música, el caos, la acción, emoción, el drama y el humor son la verdadera esencia de la fiesta. Esta es una visión muy personal de una jornada festiva de sol a sol tratando de capturar ese espíritu en movimiento.